Inicio Opinión 18 de Octubre

18 de Octubre

Crédito fotografÍa: Patricio Muñoz Moreno.

0

Como cientistas sociales, pasamos muchos años tratando de responder por qué esto no se caía, por qué no explotaba a la luz de las alarmantes cifras de desigualdad y precariedad. Qué había en el oprimido que lo hacía aceptar su sumisión.

Y todo seguía su curso, porque «las instituciones funcionaban». Pero de pronto, en los albores del estallido, los jóvenes secundarios nos marcaron el camino.

Vi a las chiquillas saltar los torniquetes en masa y gritar agitadas, remeciendo el aire espeso del metro, donde reposa mansa la rutina, el trabajo, el sacrificio de una vida diaria muy extensa y sin sentido. Mal pagada, aplastante.

Justo antes, la ministra Gloria Hutt había dicho que sus protestas no tenían sustento, porque a los escolares no les habían subido el pasaje, pero las y los jóvenes luchaban por toda la familia, por todo el país.

En mi escepticismo, pensé que hasta ahí no más llegaba todo. Una protesta chora y sanciones para un par de alumnas cabecillas. Y luego, como siempre, el escampe; la tensa calma… el «peso de la noche» portaliano. Vamos volviendo a la vida que no es vida.

Entonces sucedió. Algunos lo fechan el 25, con la marcha más multitudinaria de la historia de nuestro país; otros, más optimistas, con las niñas saltando el torniquete. Yo lo vi cuando personas trabajadoras y adultas, por lo tanto, punibles, derribaron las puertas fierro del metro con una rabia de arrastre. Terno y corbata fundido con el uniforme escolar para tomarse el metro.

Al momento que vi caer esas rejas -que levantaron polvo y miedo-, supe que habíamos roto el cascarón, que habíamos mudado la piel. Nunca creí vivir para verlo, pero  lo vi y todos lo vimos. Y cuando los ojos realmente ven, ya no se pueden volver a cerrar.

SIN COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salir de la versión móvil