Profesor de Filosofía
El punto de partida de esta opinión es la experiencia de crisis en la que nos desenvolvemos cotidianamente los chilenos. Lo anterior trae aparejado algunas interrogantes, que a estas alturas, se han convertido en problemáticas y que es necesario tratar de dilucidar. ¿Cómo se está entendiendo la crisis, es decir, cómo se entiende el concepto mismo de crisis, más allá de problemas y demandas puntuales? Y a partir de la concepción que tengamos de ella, ¿Cómo podríamos explorar una posible solución? Es claro que las recetas mágicas no existen, y lejos está la intención de dar una especie de programa político. Se trata más bien de abrir un espacio de entendimiento que nos permita visualizar un abordaje en tiempos de crisis.
Conservadurismo y Crisis
En la actualidad nos encontramos con que importantessectores hegemónicos del acontecer chileno entienden la crisis de manera lineal, es decir, como una ruptura de algo que viene en una dirección, y producto de la protesta social -por ejemplo- toma otra dirección, produciendo un quiebre en el estado de cosas. En el caso de Chile, el estado anterior a la crisis fue la idea de una economía estable, país ordenado, seguro, oasis, como afirmaba Piñera. Todo eso hasta que las cosas producto de la toma de conciencia adquieren otro rumbo. La manera de resolver la crisis desde esta concepción consiste en tratar afanosamente de recuperar un estadoanterior, buscando volver al país ejemplo para el mundo. Entonces, en lo cotidiano escuchamos frases como: “las cosas ya no son como antes” o el dicho: “todo tiempo pasado fue mejor”. Y la sensación imperante es la añoranza nostálgica de un orden anterior. La crisis se resuelve mirando al pasado, no tomando conciencia del presente, no queriendo ver los problemas que enfrenta el Chile de hoy.
Transformación y Crisis
El desafío sería pensar la crisis desde una perspectivadistinta al poder hegemónico. Para Nietzsche, multiplicar las perspectivas sobre un objeto permite tener un conocimiento más completo y salir de la visión dogmática que se pretende imponer, incluso desde la violencia del poder.
Etimológicamente, la palabra crisis proviene del griego y significa decisión. Para los antiguos es una decisión que parte del presente y mira hacia el futuro, en ningún sentido es un volver al pasado. Visto así, el concepto de crisis estaría de alguna manera relacionado con crear algo nuevo, cambiar, transformar. Se puede apreciar una mirada radicalmente distinta a la crisis conservadora, donde la tendencia es negarse a las transformaciones, despreciar y reprimir a quienes justamente vivifican un espacio político y social nuevo. En Chile, junto con la toma de conciencia, las marchas, las asambleas y tantas formas que se ha dado el pueblo, está floreciendo un espíritu nunca antes visto, que crece junto al anhelo de transformación. Entender la crisis desde la transformación que parte del presente y mira al futuro, implica perturbar el curso de la crisis entendida de manera lineal. De esta forma, criminalizar, reprimir y violentar a los sujetos de transformación y que son la inmensa mayoría de los chilenos, es solo un signo de la debilidad del poder, que se niega a seguir el curso natural de las cosas, de lo inevitable, es decir, de su propia muerte. Por lo tanto, resolver la crisis añorando un orden anterior, solo significa bloquear lo nuevo y no tener conciencia de lo que florece por todos lados.
Creación y Crisis
Abordar la crisis tomando conciencia de los problemas del presente, significa tener una disposición valerosa, confiada y serena para crear algo que no existe. Para Claudia Lira sería algo así como tener una mirada multifocal y que no apunta en una sola dirección. Es la tela en blanco del artista. En Chile –por ejemplo- es la tan resistida hoja en blanco del proceso constituyente. La solución a la crisis desde la mirada conservadora hunde sus raíces en el miedo, la preocupación, lo peligroso e indeseable que puede venir con la transformación, pero al igual que todo proceso creativo la transformación es un proceso natural de los seres humanosque con el paso del tiempo vamos perdiendo. Para Heidegger, habitar en la sociedad del cálculo, la eficiencia, la operatividad, la planificación, nos ha distanciado de lo natural. Para el taoísmo, es el proceso civilizatorio el que no nos permite ver lo evidente y que no es otra cosa que la interconexión de todos los seres. Para Elias Canetti el poder en su esencia y su culminación deprecia las transformaciones. De ahí que una política economica como la chilena orientada a la eficiencia de la producción margina todo atisbo de transformación y cambio.
La natural creatividad que en estos tiempos históricos tengamos resulta ser una gran gesta que se riñe y sabotea el sistema político y económico, que tanto dolor genera en los chilenos. Ya no más volver atrás, a un estado de cosas que nos mantenía dormidos, disciplinados y con miedo. Ahora Chile despertó.
