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Tras las Primarias: Mirar más Allá

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Las primarias de Chile Vamos y Apruebo Dignidad demostraron que la democracia del voto está por sobre las tendencias, lo que se diga, las redes sociales y las encuestas. Nuestra idiosincrasia, al parecer, cree firmemente que es la participación lo que valida a la política y, en ese sentido, debemos celebrar que por, sobre todo, lo que marcamos como opción es sin duda lo que manifiesta lo que queremos como país.

También, es lo que quiere la ciudadanía donde la opción es por el candidato y no por el programa ni el partido político. Es la nueva forma de la política, que de nueva no tiene mucho, donde priman los liderazgos de personas más de ideologías.
Si los partidos políticos aún no despertaban de su inercia tras la revuelta social, el plebiscito, la nueva constitución y los constituyentes, sin duda que estas primarias presidenciales fueron la última palmada para que se dieran cuenta que ya no tienen relevancia, ni como tendencias, ni como moda, ni como opción de gobernanza para el futuro de Chile.

Es curioso en este sentido que los más astutos al respecto han sido los partidos de la derecha, que, sin mayor cuestionamiento ni negacionismo, han aceptado al nuevo político independiente, carismático y de origen no conservador que representa Sichel, para que encabece al centro y centro derecha, como señalan, como la alternativa presidencial. Una jugada rápida y pragmática, sin duda, que además compartió el discurso de este hábil independiente, que habla de la libertad por sobre todo, y en todos los aspectos de nuestras vidas. Mensaje que llegó y que llegó a muchos de forma transversal. “A la política le faltan los independientes”, dijo Sichel en varias ocasiones. Y al parecer, muchos de esos marcaron su preferencia.

Para los partidos de Unidad Constituyente, bien les vendría un borrón y cuenta nueva. Guardar silencio, desaparecer por un tiempo, irse de vacaciones, cambiarse de ropa y terminar con las dramatizaciones lloronas de que se equivocaron, de que ya no hay tiempo. Tal como dicen los argentinos, “dejá de llorar” y fortalecer la democracia con participación en lo que quiere la ciudadanía.

¿Qué quiere esta ciudadanía en resumen? De acuerdo a este último proceso electoral: igualdad, equidad, protagonismo de los jóvenes, descentralización, participación, desconcentración del poder, reivindicación.

En relación a Jadue, podríamos decir que es un muy buen político, pero un pésimo candidato. Cuando en comunicación política lo que más importa es la emoción, él precisamente jugó con las peores: la rabia, el enojo, la prepotencia. Y especialmente, con aquellas con las cuales muchas generaciones aún ven al comunismo como un mal que no se quiere revivir. En este caso, frente a Sichel, sin duda que aparecería como el antagonista en todo.

En el caso de Gabriel Boric, sin duda que es un buen ejemplo de una buena comunicación política. Curioso e importante es su ascenso como líder. No es que no lo fuera. Ahora, es el líder de casi un millón de chilenos. Y lo que hizo, entre varias acciones geniales sin duda, fue subirse a un árbol, e invitar a los chilenos “de todas las generaciones” a mirar un país descentralizado, territorial, sin soberbia y con humildad. “Unidad para construir las transformaciones de Chile” y que duda cabe, haciéndose cargo de las demandas de las luchas sociales, de todas, sin quedarse pegado en un status quo que ya como país, no convencía a nadie. Bien por el que sabe escuchar, bien por el que sabe mirar más allá. Desde un árbol.

 

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