Doctora en Ciencias Políticas, profesora emérita de la Facultad de Long Island University en Nueva York y colaboradora del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Usach.
Martín Almada, abogado paraguayo y defensor de los derechos humanos, nos dejó el 30 de marzo, 2024. Fue una persona dedicada, energética, tenaz, amistosa. En su búsqueda de evidencias sobre su tortura y la muerte de su esposa, Celestina Pérez, Martin descubrió los Archivos del Terror, miles de carpetas de la policía represiva de Paraguay, abandonados en un recinto, que documentaron décadas del terror del Estado. Los archivos contenían nombres y apellidos de decenas de miles de víctimas, detalles sobre feroces operaciones encubiertas de desaparición y tortura y comunicaciones entre los ejércitos y las policías de Sudamérica. También había documentos de oficiales de seguridad de los EE.UU. a sus pares sudamericanos. Se encontraron evidencias de la Operación Cóndor, el encubierto sistema de represión transnacional, sus operaciones conjuntas y comunicaciones secretas. Cóndor fue creado y dirigido para enfocarse en los exiliados: para desaparecer, torturar y trasladar ilegalmente a sus países de origen a los “subversivos” exiliados en otros países. Uno de los documentos en el recinto fue la invitación de Manuel Contreras de la DINA al jefe de la policía secreta paraguaya para una reunión, en Santiago de Chile en noviembre de 1975, que estableció oficialmente la Operación Cóndor.
En Paraguay -un miembro de Cóndor- el General Alfredo Stroessner había presidido un régimen represivo y violento por 35 años. Martín fue capturado y torturado en 1974 por el “crimen” de “terrorismo intelectual”. Había escrito su tesis en Argentina sobre la obra de Paulo Freire y sus teorías de la pedagogía de los oprimidos y la educación popular. Los funcionarios de inteligencia argentinos compartieron la tesis con sus pares en Paraguay. El caso de Martín muestra que la Operación Cóndor—todavía sin su nombre de código en 1974—ya estaba operando. Como escribió Martín en el prólogo para mi libro sobre la Operación Cóndor: “Fui víctima de la Operación Cóndor y el descubridor de sus archivos secretos en Asunción, Paraguay, en diciembre de 1992. En la noche del 26 de noviembre de 1974 fui secuestrado por la policía política del dictador Alfredo Stroessner y llevado directamente ante un tribunal militar integrado por los agregados militares en las embajadas de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile y Uruguay, con la presencia, lógicamente, de autoridades civiles y militares de Paraguay”. Así Martín percibió la actuación de la Operación Cóndor, antes de su institucionalización oficial en 1975: “Un militar chileno me interrogó sobre mi supuesta vinculación con los universitarios chilenos, porque yo había realizado un curso de Sociología de la Educación en la Universidad Católica, y el jefe de la policía de la provincia de Córdoba, Argentina, quería saber mis vínculos con los subversivos de la Universidad de la Plata…”
Como sabemos, bajo la virulenta doctrina de seguridad nacional que dominaba las fuerzas de seguridad en la época, una persona que tenía solidaridad con los oprimidos o consciencia social era considerada un “enemigo interno”. Martín fue preso político y sufrió torturas salvajes en una prisión asquerosa por tres años. En el campo de concentración conoció a otras víctimas de la Operación Cóndor y empezó una larga investigación sobre este siniestro sistema.
Fue liberado después de una larga huelga de hambre y fuertes presiones de Amnesty International y grupos religiosos. Se asiló en Panamá, en 1978, empezando ahí sus tareas como investigador. Eventualmente se mudó a Francia, contratado como consultor de la Unesco en París. Escribió un libro escalofriante, Paraguay: la Cárcel Olvidada, el País Exiliado, sobre su terrible experiencia. Regresó a Paraguay en 1989 después del golpe que derrocó a Stroessner. Martin fue instrumental en establecer un lugar oficial y abierto al público para revisar los Archivos del Terror. Es un sitio muy importante para las familiares, los sobrevivientes y los historiadores de la represión. Algunos casos legales fueron exitosos gracias a la documentación en los Archivos. Luego Martín fundó una organización de DD.HH., la Fundación Celestina Pérez de Almada, para buscar la verdad y la justicia en Paraguay y en todo Sudamérica y promover los DD.HH. y el desarrollo sostenible. Nombró la organización en honor de su primera esposa, Celestina, porque siempre pensó que ella murió producto de las torturas psicológicas perpetradas por las policías del régimen.
Colaboró con las Abuelas de la Plazo de Mayo en la recuperación de varios nietos. En 2002 Martín ganó el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award, en inglés), un reconocimiento del Parlamento sueco establecido en 1980. La comisión dijo que recibió el premio “por su destacada valentía al llevar a los torturadores ante la justicia y promover la democracia, los derechos humanos y el desarrollo sostenible”. En 2005, Martín recibió el premio Europa Solar. Además de sus esfuerzos por los derechos humanos y la investigación de la Operación Cóndor, Martín trabajó para elevar la consciencia sobre la ecología y la protección del planeta.
Los Archivos del Terror han sido claves en casos judiciales y para investigadores de esa historia. Es uno de los archivos más grandes del mundo sobre la represión sudamericana durante la Guerra Fría. Yo examiné los Archivos en 1996, antes de que fueran totalmente organizados o micro grabados. Algunos de los casos documentados allí están incluidos en mi libro sobre la Operación Cóndor. Creo que durante este viaje a Paraguay conocí a Martín en persona por la primera vez. Fui a su casa y tuvimos extensas conversaciones sobre nuestras investigaciones sobre Cóndor. Fue el comienzo de una larga amistad y relación profesional. Siempre hubo un aprecio mutuo y reciprocidad intelectual entre Martín y yo. En 2004 escribió el prólogo para mi libro sobre Cóndor, Los Estados Depredadores. Estuvimos juntos en seminarios sobre la Operación Cóndor en Washington D.C. y en Brasil. En 2012 fuimos expositores en una sesión parlamentaria sobre Operación Cóndor, organizado por El Movimento de Justiça e Direitos Humanos de Brasil y la diputada Luiza Erundina, presidenta de la Comisión parlamentaria de Memoria, Verdad y Justicia de la Comisión de Derechos Humanos y de las Minorías del Parlamento brasileño. Martín fue también uno de los abogados latinoamericanos que reclamaron la libertad de Julian Assange.
Las contribuciones valiosas de Martin, y su coraje, fueron absolutamente necesarias y determinantes para el movimiento internacional por la verdad y la justicia. Que vueles alto, Martín, y descansa en paz.
