Periodista.
Se ha sostenido, no sin razón, que el empresariado chileno es uno de los más ideologizados del planeta. La verdad tiene mucho que defender y lo hacen con mucha clase y estilo. Han contado con un modelo hecho a la medida por quien alguna vez dijo que había que “cuidar a los ricos”.
Un modelo que les ha representado algunas de las tasas de ganancias más importantes comparativamente, al tiempo que limitadas restricciones ambientales, una tasa de impuestos corporativos bastante baja, sindicatos muy desarticulados, un sueldo mínimo que se encargan de criticar cada vez que pueden y, últimamente, bregan por aumentar el porcentaje de extranjeros que la ley les permite contratar. Eso sin contar con un sistema de pensiones que funciona, como se ha dicho, no como un sistema de seguridad social, sino como un mecanismo de financiamiento barato para empresas.
Se dan el lujo de financiar entidades como el Centro de Estudios Públicos (CEP) y sus esperadas encuestas, amén de invitar nada menos que a los Presidentes de la República a darles cuenta de qué es lo que piensan hacer con el país. A fines de año cada rama empresarial celebra pomposamente un nuevo año y candidatos y connotados políticos son invitados a exponer sus ideas.
El empresariado chileno no se resta de hacer cuanto puede para influir sin tapujos en discusiones tributarias, ambientales, laborales…y también constitucionales.
Para nada Sutil
Todo eso se espera de un hombre, del tipo franco y directo, como el recientemente electo presidente de la CPC, Juan Sutil. Otros de estilo franco y directo, más políticos dirían algunos, fueron alguna vez Felipe Lamarca y antes Guillermo Feliú, que dejaron atrás a los más ideologizados como los Ayala y los Claro, con por supuesto, los intocables detrás de bambalinas: los Matte, Angelini y Luksic.
Quedan las excentricidades como Nicolás Ibáñez que se viste de militar para defender lo que eran sus supermercados en el contexto del 27F, además de financiar a los más férreos defensores de las ideas de derecha: como Axel Kaiser y, por cierto, para quien “no están dadas las condiciones” para desarrollar un proceso constituyente.
Pero lo que se lleva ahora es el lenguaje liberal, ojalá algo culto, pero si no, el estilo directo y “campechano”de alguien que no terminó sus estudios superiores y tiene la fama– real o no- de haberse hecho a sí mismo, como Sutil, también se acepta. Es más, podría seradecuado para una época crispada en términos sociales.
El nuevo presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio se dice a sí mismo como un hombre “pro calle” e incluso “pro mapuche”. A la hora de hacer negocios, como buen empresario del rubro agrícola, con fuertes negocios en las regiones del BioBío y La Araucanía, dice que todos están en el mismo barco y ha desarrollado proyectos concretos con comunidades mapuches.
Cara visible de Empresas Sutil, conglomerado agroindustrial que factura US$250 millones al año, el nuevo timonel empresarial es un “emprendedor” que hizo su fortuna aprovechando la apertura comercial de los gobiernos de la Concertación.
Se dice que partió “de abajo” porque tras la enfermedad de su padre, tuvo que abrirse paso en el comercio, incluso al por menor. No obstante, la familia ya contaba con tierras importantes en la zona sur y su padre ya había pavimentado una carrera política en el ex Partido Nacional, además de ser autoridad comunal por muchos años. Parte de su pensamiento también lo refleja la presencia en el directorio del grupo empresarial de Cesar Barros, ex integrante del grupo Patria y Libertad. Pero a Sutil le gusta estar más allá de las “divisiones del pasado” y no se mide para valorar lo que considera positivo y criticar duramente lo que cree negativo.
Anglosajón
Tiene una pequeña obsesión por el mundo anglosajón,que considera más ordenado y esforzado que el mundo hispano. “La cultura anglosajona está mucho más marcada en el ambiente de las matemáticas, la ingeniería. Aquí estamos con la literatura, la filosofía. Los países no crecen con literatura y filosofía”, ha espetado.
Y mostró su veta más conservadora cuando consideró que debía poner fin (y lo hizo) al financiamiento de un espacio agrícola que sus empresas financiaban en la parrilla de CNN Chile. Algo como esto sería francamente inconcebible en un país de Europa o Estados Unidos. En Chile, algún sector privado se siente en el derecho de dirigir o al menos influir en la línea editorial de los medios a través de colocar o no determinado avisaje en los mismos. Es decir, no sólo algunos grupos, como Saieh, son dueños directos de numerosos medios escritos y radiales, donde es inevitable pensar que a través de éstos jamás tocarán sus intereses directos, sino que además, como actores privados, se sienten en la libertad de hacer “pesar” su avisaje, quejándose abiertamente por ciertos contenidos editoriales. Increíble limitación a la libertad de expresión que fue duramente criticada por el Colegio de Periodistas.
No obstante, Sutil se calmó al respecto después, no se sabe si producto de la campaña por la candidatura por la presidencia de la CPC. Según él los medios comenzaron a mostrar la realidad “más equilibradamente” al correr de los meses de la protesta social. Seguramente se refería a las constantes notas y reportajes sobre “la violencia” en las calles…que se acentuaron luego de las reuniones de La Moneda con editores de diferentes medios drcomunicación tradicionales.
En su oportunidad, Sutil explicó que los medios “empiezan a transmitir y empiezan a hacer una persecución a través de una actitud de desinformación, de incitación en algunos casos, de total parcialidad en muchos casos y, finalmente, con una parcialidad total respecto a la acción de la fuerza pública y las Fuerzas Armadas o cualquier persona que discrepa respecto con la posición de lo que estaba pasando”. Agregó que la “parcialidad y arrogancia tremenda” ha venido produciéndose con mucha fuerza durante los últimos años en los medios de comunicación, y que todo ha sido una acción premeditada, como dijo en Radio Agricultura.
Algo recordó a cuando Pablo Longueira afirmaba que la gran mayoría de los periodistas en Chile eran “de izquierda” y que había que colocar gente de sus filas. Mientras, Sutil daba clases de periodismo: “Pienso que CNN y cualquier institución tiene la libertad de actuar. Pero un periodista tiene la obligación de estar con la verdad. Hay diarios en que yo no pondría un aviso. Hay otros que tienen todas las opiniones y son imparciales u objetivos”.
Como Piñera al final es uno de los suyos, Sutil lo defiende a brazo partido, lo que no le impide cuestionar si alguno de sus más connotados ministros, como el de Hacienda, Ignacio Briones, se le ocurre decir que en Chile si se quieren cumplir las demandas sociales hay que subir los impuestos. Calificó ello de “peligroso” y defiende en particular la libertad económica y de enseñanza. También ha criticado fuertemente la posibilidad de reducir la jornada laboral.
Como ex vicepresidente de la SNA, una de las ramas históricamente más conservadoras del empresariado chileno, y que por ejemplo se han opuesto tenazmente a cualquier cambio al Código de Aguas (que permitiera asegurar nada menos que el consumo humano en contexto de sequía), no tiene problemas en proponer un megaproyecto que requeriría por supuesto degrandes fondos estatales (una inversión de US$6.000 millones) como una carretera hídrica que traiga agua desde el sur del país hacia el centro norte. Un proyecto que mezcla la rentabilidad privada con la social, a punto, que ni siquiera este Gobierno se ha atrevido a patrocinarlo. Como presidente de la Corporación “Reguemos Chile”, lo sigue impulsando con fuerza, frente a otras iniciativas similaresimpulsadas por inversionistas extranjeros.
Haciendo gala de ese lenguaje pragmático y liberal de algunos empresarios, mientras dice que votará “rechazo” al cambio constitucional y fue un duro críticode los gobiernos de Bachelet, a quien acusaba de haber hecho reformas “desprolijas e incorrectas”, sin embargo hoy dice que debieron ser escuchados los cabildos constitucionales que impulsó la ex Presidenta.
Hoy, dejando atrás su lenguaje más confrontacional, en sus primeras declaraciones como recién electo presidente de la CPC, dice que “por supuesto que es necesario un cambio. Hay una mitad del país que considera que no hay legitimidad en la Constitución. Gente de buena voluntad y creo que hay que resolverlo”.
“Hoy día lo que el país necesita es una reforma constitucional, necesita dar legitimidad y tener un lugar de encuentro entre todos los chilenos”, son algunas declaraciones que se mandó recién asumido. Veremos qué dice, por ejemplo, cuando- si gana el Apruebo- se discuta el tema de la propiedad de las aguas en la futura nueva Constitución.
