Periodista.
En un mes y pocos días más, se sabrá si la auto profecía se cumplió. El 11 de enero vence el plazo para la inscripción de candidaturas que en abril competirán en gobernadores regionales, alcaldes, concejales y lo más trascendental: constituyentes. Ese día Chile sabrá cuántos son los pactos que tendrán las oposiciones y cuántos el oficialismo. No es aventurado anticipar que finalmente la derecha logrará unirse en una sola alianza y las oposiciones irán divididas en al menos tres: Unidad Constituyente (PS, PPD, DC, PRSD, PRO y Ciudadanos); Frente Amplio con el PC más los regionalistas y, Pamela Jiles y los suyos, porque nadie cree que la diputada de la boa fucsia se baje de una competencia que está convencida ganará su marido para gobernador regional. Allí está la auto profecía. El triunfo -de nuevo- de una derecha que es minoría y que siempre gana cuando la oposición se presenta dividida y con partidos perdidos en el espacio, sin lograr conectar con lo que quiere la ciudadanía.
Ese es el escenario político actual en medio de una pandemia que no cede. Y en ese escenario se inscribe la comedia que ha presentado el Frente Amplio en los últimos días. Una comedia por capítulos que se viene ensayando en silencio desde hace mucho tiempo, que dio otra vuelta de tuerca luego de las primarias del 29 de noviembre y que aún no llega a decantar. Porque lo probable es que los acomodos y reacomodos continúen en ese sector que terminó siendo uno de los grandes perdedores del verdadero examen en que se transformaron las primarias.
Las renuncias a Revolución Democrática de Pablo Vidal y Natalia Castillo, más la salida del Frente Amplio del Partido Liberal fueron coletazos de aquella primaria que convocó al 3 por ciento del padrón electoral. Ni más ni menos que al ¡3 por ciento! Los resultados provocaron distintas reacciones: desde caras largas, rostros con sonrisas mesuradas y también abrazos y gritos de satisfacción, como si se hubiera ganado una presidencial. Esto último fue el rostro que mostró el Frente Amplio, más bien un sector de ellos, -el joven partido Comunes que nació recién el 2019- que logró el triunfo con una candidata feminista desplazando a un histórico del, hasta ese momento, principal partido del conglomerado: Revolución Democrática.
Desde el 2012, cuando Miguel Crispi, Sebastián Depolo y Giorgio Jackson, anunciaron en el GAM la creación de RD, pareció ser que nacía lo que faltaba para oxigenar el sistema de partidos políticos existentes. Enarbolaban banderas de lucha que ponían el acento en la superación de las desigualdades no resueltas por los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría. Se transformó así en el principal partido del FA, líder indiscutido del conglomerado, con una cantidad no despreciable de parlamentarios: 20 diputados y un senador. Eran los inicios de esta fuerza prometedora. Pero hoy, merced a los avatares de la política, cayó en un tembloroso tercer lugar de importancia. Las razones las siguen analizando. Hay explicaciones para todo. Y el silencio del fundador y líder del partido, Giorgio Jackson, habla por si solo de la profundidad de su crisis.
Una sola dirección
La inexperiencia política, el voluntarismo, el infantilismo y otros “ismos” asomaron cada vez con más fuerza en el joven conglomerado, el Frente Amplio, que para muchos era la esperanza y el futuro de Chile. Pareciera ser que no es así. La posición crítica, rayana en la insolencia infantil, contra los que naturalmente deberían ser sus aliados fue y es la constante. Repiten y repiten hasta la saciedad que hay que dejar atrás un “modelo que es producto no solo de Pinochet sino que también de los 30 años de la Concertación”. Así. Sin diferencia alguna.
Un punto de inflexión de la crisis fue cuando en septiembre, el FA y el PC desecharon acordar primarias municipales y de gobernadores regionales con la centroizquierda. Los resultados ya quedaron a la vista. De hecho, antes de irse del partido del que fue fundador el renunciado diputado Pablo Vidal, pidió una autocrítica para explicar la baja participación y votantes conseguidos por el FA y por su colectividad, en contraposición a Unidad Constituyente que prácticamente los triplicó.
«Buena parte del argumento que la gente del FA manifiesta –y que yo no comparto- de que todo Chile está esperando para ir a votar por el FA, por nosotros, por la propuesta que hemos hecho y yo creo que no, ayer se demuestra que Unidad Constituyente todavía logra tener vínculos territoriales y un trabajo político que le permite ser una alternativa», añadió.
«Hubo más gente que leyó que Unidad Constituyente era una alternativa a lo que hoy es Chile Vamos, que lo que hoy es el FA, y eso sin lugar a dudas tiene que llevarnos a una autocrítica tremendamente profunda que yo al menos no escuché y espero escucharla pronto», sostuvo Vidal
Y luego deja establecida la razón última de su postura: «La respuesta es que la gente castiga la dispersión, la división, si ayer hubiésemos visto una primaria de unidad de la oposición, el volumen de participación habría sido significativamente superior a Chile Vamos. El camino es la unidad, no es la trinchera, no es arrinconarnos con algunos partidos con los cuales pareciera ser, pareciera, porque no creo que sea tan así, pareciera que tenemos más coincidencias, sino que es buscar el entendimiento de todos los sectores que quieren transformaciones para Chile».
Palabras más, palabras menos, es la posición de la renunciada diputada Castillo.
“Lo que sí me parece que es perder el espíritu fundacional del partido es querer construir solamente con los que piensan como yo. Eso es lo que en el fondo me aleja del partido. El giro táctico, hemos construido un camino en que se hace más difícil este diálogo abierto y RD va quedando cada vez más en un rincón. Construir desde el rincón siempre va a ser mucho más difícil. RD va a tener que optar por un camino, si atrincherarse en un polo o intentar seguir construyendo mayoría. No pierdo las esperanzas”.
Y ahí está el fondo de la crisis: la existencia de dos posiciones para enfrentar lo que viene. Tanto el FA como el PC están tratando de convertirse en la fuerza hegemónica de la izquierda y compiten -aunque no se diga- por quién tiene más influencia en lo que llaman “la calle”. Olvidan sí que esa “calle” rechazó de mala manera justamente a sus dos presidenciables: a Beatriz Sánchez en una oportunidad; a Daniel Jadue recientemente.
Dos fuerzas
Las discrepancias de los diputados Vidal y Castillo con la actual directiva de su ex partido tendrían que ver no sólo con la inminente alianza entre el Frente Amplio y el Partido Comunista para conformar una lista a la Convención Constitucional, sino además, para apoyar la candidatura presidencial de Daniel Jadue. Habrá que esperar para ver qué pasará con Beatriz Sánchez, y hasta con el diputado Díaz, que renunció al Partido Socialista y formó -dicen- un partido que está en el FA y que lo acaba de proclamar candidato presidencial.
En definitiva, son las mismas razones que llevaron al partido Liberal a renunciar al Frente Amplio. El parlamentario Alejandro Bernales explicó que «esta es una decisión que no hubiésemos querido tomar. Hicimos todo lo posible para que no ocurriera, pero hay diferencias legítimas que nos impiden seguir trabajando en la misma coalición».
«Las y los liberales haremos todo lo posible para que la derecha no tengan el próximo gobierno. Eso exige la máxima unidad posible de toda la oposición y el progresismo. No podemos ser un proyecto testimonial. Y eso no es meramente declarativo sino que requiere acciones concretas para hacerlo realidad», añadió Bernales.
El punto es la política de alianzas. La diputada Catalina Pérez, presidenta de RD fue explícita en identificar a quienes debían derrotar: “Tenemos un adversario muy potente al otro lado, la disputa con los sectores conservadores en el marco del proceso constituyente y la disputa directamente con Orrego exige tener un Frente Amplio que se fortalece. Un FA con un solo partido fortalecido no es un FA que logre avanzar a la velocidad y la profundidad necesaria», dijo y no se refería precisamente a la derecha.
La diputada Pérez felicitó a Comunes por su estrategia de crecimiento y apoyó la idea de apuntar con el FA no solo «a las mayorías políticas, sino también a las mayorías sociales». Otros en RD plantean que si quieren ser «una alternativa real» deberían irse con Unidad Constituyente y desde ahí disputar las próximas elecciones.
Jorge Ramírez Flores, sociólogo de profesión, presidente de Comunes es particularmente prístino en su posición. Llamó a “construir una lista de cambio lo más amplia posible con la ciudadanía, el PC” y otros sectores”. En una ocasión Ramírez declaró que “nosotros no haremos alianzas políticas de siglas. No hay posibilidad de llegar a acuerdos hoy con la DC o el PPD”.
Más aún. Sin mencionar la gran votación de Unidad Constituyente, piensa que “la gente se movilizó en pandemia para decir fuerte y claro que quiere cambios profundos y radicales, pero además señaló con mucha fuerza que no confía en la actual clase política para generar y liderar estos cambios”.
“Si efectivamente estamos dispuestos a cederle todo el protagonismo popular a la ciudadanía y a las actorías sociales, creo que hay posibilidad de construir una mayoría transformadora que podría terminar en una o dos listas, pero articuladas y con un camino y objetivo común”, señaló.
Hay quienes aseguran que ya todo está oleado y sacramentado. Que está .listo el pacto con el Partido Comunista para enfrentar las elecciones que se avecinan en abril. Conversaciones ha habido muchas. Por ejemplo, el encargado de relaciones políticas del PC, Juan Andrés Lagos, declaró que en las conversaciones con el FA han tenido diagnósticos comunes sobre “superar el neoliberalismo como ha sido administrado desde 1990, porque no son 30 pesos, son 30 años”.
Y mientras Gabriel Boric mediante un escueto twitter se refería a la crisis señalando que son «Tiempos telúricos. Debemos abrazar sin complejos ideas de izquierda y el espíritu del 18 de octubre». «Recuperar rebeldía y audacia. Seguimos!», se sigue esperando el análisis y la posición de Giorgio Jackson, demasiado silente en estos tiempos complejos.
