Profesor de Filosofía
Para la gran mayoría de las personas resulta evidente que el mundo que le toca vivir ha cambiado y que las cosas ya no son como antes. No son pocos los que señalan que estos son tiempos de aceleración, rendimiento, cansancio, enfermedades mentales y neurológicas (estrés, depresión, angustia, déficit de atención, trastornos de personalidad, crisis de pánico) Autores contemporáneos como Byung-Chul Han o Youval Noah Harari afirman lo mismo.
Si esto es así y lo tomamos en serio, la educación debería pensarse de otra manera. ¿Responde la pedagogía a este nuevo mundo, a esta nueva matriz en la cual estamos ubicados? ¿Qué aspectos se deben tener en cuenta en la formación docente? ¿Qué se debe enseñar en nuestras aulas? ¿Cuál es la tarea de la educación hoy?
De acuerdo al paradigma en que se encuentra instalada, la formación que en el presente se da a los profesores es mecánica y técnica, no contempla el pensamiento crítico con una visión de mundo, tampoco las emociones ni la creatividad. La escuela a lo sumo educa para desarrollar la inteligencia, entendida esta como la capacidad para resolver problemas operativos. La institución escolar no educa el desarrollo de la conciencia. Es la sociedad del cálculo y el rendimiento la que se impone en todos los ámbitos.
En el presente se ve la operacionalización de la vida. En educación permanentemente se confunde calidad con rendimiento académico y notas. El rol del profesor se transforma en carente de autonomía profesional, aparecen los expertos que en el fondo no lo son de nada. Se golpea fuertemente a la iniciativa de los individuos. Todas las energías están puestas en la medición y estandarización. Así se empieza a crear una sociedad de ciudadanos autómatas, sin comunicación. La escuela –y toda institución- deja de ser una institución para la reflexión y transformación. Las emociones, los valores, la conciencia solo son parte de lo políticamente correcto, pero que en el fondo al modelo imperante no le importa.
La Pedagogía del Mirar
En el libro La sociedad del Cansancio de Byung Chul Han hay un capitulo llamado Pedagogía del Mirar. En él el filósofo contrapone la sociedad activa en la cual está inmerso el sujeto de rendimiento (el que se explota a sí mismo) y en la cual estamos todos, a la vida contemplativa. Esta vida contemplativa nos propone un nuevo tipo de pedagogía, la cual sería la Pedagogía del Mirar.
Para eso se vale de Nietzsche, quien en el libro El ocaso de los dioses. Formula tres tareas por las que se requieren educadores: hay que aprender a mirar, a pensar y a hablar y escribir. La Pedagogía del Mirar significa enseñar a mirar el mundo con Calma y Paciencia. Lo que está rescatando Han de Nietzsche es que las personas tienen que aprender a no responder inmediatamente a un impulso, sino a controlar los instintos, la vileza y la infamia consisten en la incapacidad de oponer resistencia a un impuso, de oponerle un NO.
Para Nietzsche una persona vil es la que no es capaz de oponer resistencia a un impulso. A resistir y resistir(se) también se aprende. Pensar en una verdadera transformación de la sociedad y la educación requiere enseñar las capacidades de mirar, detenerse, observar con profundidad, para convertirnos en soberanos de nuestras propias decisiones. Ser capaces de decir No a lo que el sistema nos impone como lo que hay que hacer porque sí, pero carente de todo sentido, de toda narratividad, sin el desarrollo de esa capacidad el sistema nos conduce a la frustración, la apatía, la depresión.
La respuesta acelerada, rápida, con prisa, responde justamente al sujeto de rendimiento propio del sistema neoliberal. La reflexión requiere calma. Al neoliberalismo le molesta la reflexión y no favorece la tranquilidad ni el silencio. Para Juan Casassus la calma es una experiencia del silencio rodeada de oscuridad, es en la calma en donde podemos empezar a ver “cuando uno está calmado uno puede empezar a ver el entorno en la oscuridad”.
Para Nietzsche habría que educar el ojo para una profunda y contemplativa atención, para una mirada larga y pausada. Y que corresponde justamente a lo que en este sistema no se nos permiten hacer. Una cuestión de profunda radicalidad política sería no pedirle al neoliberalismo lo que aún no nos ha entregado, sino justamente lo que no es capaz de entregar. El sistema crea sujetos hiperactivos y agitados que reaccionan y sobredimensionan el mundo sin una debida pausa meditativa.
El Valor del Silencio
Los sujetos de rendimiento reaccionan inmediatamente a un impulso, eso representa precisamente un síntoma de su agotamiento. El filósofo Nietzsche está abriendo un espacio distinto que revitaliza la contemplación, la meditación, el silencio. Esto de ninguna manera debe entenderse como una resignación hacia todo lo que nos viene desde fuera. El reaccionar de manera inmediata a un impulso, nos hace carentes de interrupciones, al igual que el funcionamiento de la red digital. Este es un mundo pobre en pausas, detenciones e interrupciones. Las máquinas funcionan sin pausas, ni calma.
En el Libro 21 lecciones para el siglo XXI de Yuval Noah Harari, hay un capítulo dedicado a la educación. En él el autor vuelve a uno de los más antiguos consejos de la filosofía, conócete a ti mismo. Asumiendo que estamos frente a una época de cambios vertiginosos. Lo que menos debería entregar un profesor es contenidos, lo que los estudiantes necesitan es dar sentido a esos contenidos, ellos deben aprender a ser capaces de instalar la información en un horizonte de sentido.
El sentido es un elemento ausente hoy en la educación. Profundizando aún más en esto Youval Noah Harari se pregunta ¿Qué tendríamos que enseñar? Para el autor en el fondo la única certeza que existe es el Cambio, lo único seguro es la transitoriedad de todo, el mundo y la realidad toda es efímera. Tenemos que educar para estar preparados para el Cambio.
A medida que el Neoliberalismo avanza a través de su poder, las personas corren el riesgo de ser cada vez más y en mayor medida manipuladas. La tarea sigue siendo tan antigua como actual: conócete a ti mismo. Estos son aspectos que se deben tener en cuenta en la formación docente, para que ellos a su vez enseñen a vivir la experiencia a sus estudiantes. Esa es una importante tarea de la educación en el presente.
