Félix Mora, Es integrante de la Red Plurinacional de Jueces y Juezas de las Américas. Actualmente ejerce como Juez de Paz de la Corte de Justicia de Ontario, Canadá, y se desempeñó como Juez de Refugio e Inmigración del Gobierno de Canadá, durante más de 11 años.
El 2 de julio de 2023, en el prestigioso diario “The New York Times”, un decano de las Relaciones Internacionales en Estados Unidos, Richard N. Hass, quien fuera Presidente del Consejo de Relaciones Internacionales por dos décadas, comentaba que hoy la principal amenaza a la seguridad mundial no es ya el terrorismo internacional, China, Rusia o pandemias globales, sino el propio Estados Unidos.
Somos nosotros, declaró con tristeza, afirmando que la amenaza interior supera la externa: la inestabilidad y la incertidumbre de la sociedad afectan a la democracia.
En tal sentido, declaró, es evidente que esta incertidumbre, inestabilidad y violencia interna, que afectan como un veneno a la sociedad norteamericana, también se proyectan a las políticas exteriores.
Como prueba de ello, Estados Unidos ha decidido enviar bombas de racimo a Ucrania; un tipo de bombas que han sido prohibidas y están totalmente vetadas por más de un centenar de países y su uso expresamente condenado por organizaciones de DDHH.
Es necesario recordar que estas bombas ya fueron prohibidas por la Convención de Municiones de Racimo, bajo la Convención de Oslo del 2008, y este tratado fue suscrito por 128 países, entre ellos – ¡Oh paradoja! – los países miembros de la OTAN, quienes ahora guardan silencio cómplice.
La declaración de la Ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, argumentando que en su país, aliado de Estados Unidos y Ucrania, sí regían las condiciones del tratado, caen en oídos sordos.
El aprobar el envío de estas mortíferas bombas, solo escalara el conflicto a niveles inimaginables.
Este tipo de bombas puede no estallar de inmediato, pueden transcurrir años sin que ocurra su detonación. Al respecto, la Cruz Roja calcula que quedarían entre 9 y 27 millones de submuniciones sin explotar en Laos, donde 11.000 personas han resultado muertas o heridas, de ellas, más del 30% son niños.
Para colmo, la administración Biden está analizando silenciosamente el envío de misiles de largo alcance a Ucrania, los llamados “Storm Shadow”, los cuales ya fueron enviados en Mayo reciente y han sido lanzados al interior de Rusia.
Este tipo de misiles, ya fueron instalados por Francia en Lituania y, como corolario de esta escalada, el Presidente Emmanuel Macron declaró que está enviando misiles de largo alcance para que Ucrania se defienda.
La administración Biden, que enfrenta un complejo escenario en las elecciones internas, muy próximas en el tiempo; para distraer la atención y calmar la incertidumbre que vive la sociedad norteamericana, está optando por el peligroso camino de incrementar la beligerancia de un conflicto, que nos deja a las puertas de una no declarada guerra mundial.
La humanidad progresista tiene la palabra, no puede permanecer indiferente. Es necesario participar en la denuncia y presentar propuestas que impidan el desarrollo de estas políticas.
Los socialistas del mundo tenemos el deber de alzar nuestra voz, una vez más, por una humanidad que represente los valores de los pueblos de nuestra América.
