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Poca Unidad, Demasiado Ego

Crédito Fotografía: Patricio Muñoz Moreno

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A estas alturas, casi ningún analista o medio de prensa relativamente serio, le otorga a la opción Rechazo en el Plebiscito del 25 de Octubre, alguna posibilidad de ganarlo. Siendo eso cierto, por el descrédito en el que ha caído la Constitución y el sistema socioeconómico que sostuvo, además de los muchos errores cometidos por el Gobierno, antes, durante y después del estallido social, la derecha chilena es de cuidado, poderosa, con experiencia y capacidad de torcerle el sentido a los hechos. En este caso, el resultado del Plebiscito próximo y sobre todo su significado.

Por si eso no bastara, aun perdiendo el plebiscito, puede elegir mayoría de delegados constituyentes, si es que la oposición se sigue dando el lujo de encarar este proceso histórico dividida.

Perdiendo- ganando, la derecha pasó años enteros sus peores momentos durante la transición. Al final ganó su discurso anti-político y de desprestigio de todo lo público y, también, logrócrecer en la sociedad su visión individualista y, por cierto, fortalecerse en sus espacios de poder, que es finalmente su propósito rector. El costo de su sectarismo sin igual lo pagó la paz social de Chile.

Recordemos que hace no mucho, solo semanas antes del estallido social, en ocasión del aniversario del triunfo del NO del año 1988, quienes fueron acérrimos partidarios de la dictadura, se vistieron con ropaje ajeno: “Esto lo ganamos entre todos”. Los nuevos “demócratas” torpedearon hasta el cansancio cualquier reforma de mediano cambio e hicieron todo cuanto pudieron para defender sus privilegios, con pleno éxito.

La versión más moderna – y reconozcámoslo, audaz – de este último tiempo, es la conversión de Lavín a la Socialdemocracia. Es cierto que Lavín ha manifestado su opción por el Apruebo en el próximo plebiscito. Pero el Plebiscito, en cuanto a su significado, es mucho más que una pirotecnia orientada a posicionarse para la elección presidencial de 2021, después de la cual, de acuerdo con la concepción ideológica y trayectoria personal del susodicho, solo proporcionaría maquillajes intrascendentes en relación a los cambios estructurales que el país urgentemente requiere.

En realidad, la mejor manera de seguir como estamos, e incluso empeorar de continuar atrapados en la lógica neoliberal, es horadar desde adentro el significado de una vertiente ideológica que se funda en la seguridad social, en el Estado de Derecho pleno y respeto irrestricto a los derechos humanos. En esa dirección va el mundo tras la pandemia y esas demandas son las que el pueblo chileno ha puesto en el centro neurálgico de la política chilena. Y en ninguno de esos sentidos se encuentra Lavín ni mucho menos su partido.

Por lo tanto, desde una perspectiva democrática y transformadora, lo esencial del periodo es asegurar amplia participación ciudadana en el Plebiscito, ganarlo y dotarlo de contenido en los términos de las demandas ciudadanas, y al mismo tiempo trabajar por alcanzar en abril del 2021, mayoría de delegados constituyentes. Ese camino ya está trazado, pero la derecha busca trabarlo poniendo condiciones tales como porcentaje de participación y ahora mismo haciendo la vista gorda con el paro de los camioneros.

Me inscribo con quienes han venido sosteniendo que lo esencial, hoy, no es el tema de la elección Presidencial. Sospecho, incluso, que el darle tanta importancia a un proceso como lascandidaturas presidenciales, sea un gancho para introducir cuñas divisorias en la oposición. En cualquier caso, el procedimiento de cómo elegir candidato es tema de los partidos políticos y si bien me oriento por la realización de procesos político-electorales amplios y unitarios, adelantar públicamente dichas discusiones solo contribuye  a confundir a sectores de la población. Los “piojos se matan de a uno” es un sabio dicho popular, en este caso, dotado, además, de hondo sentido político.

Señalar que el proceso constituyente implica en primer lugar redactar una Nueva Constitución democrática, validada ampliamente por la ciudadanía, que además abra paso a la transformación del Estado de Chile. La conducción de todo este complejo proceso de cambios requiere de fuerzas políticas coherentes y en sintonía con los contenidos que emerjan de todo este proceso político. En términos simples, de poco servirá el texto escrito de una Nueva Constitución, si los órganos del Estado siguen estando alejados de la sociedad y si además, en unperiodo razonable de tiempo, la ciudadanía no percibe cambios sociales y económicos a su favor.

En concordancia con todo lo anterior, sumado al contexto actual de descrédito de la política, el escenario  de dispersión que caracteriza a la oposición, y los volúmenes de ego dando vueltas, con todo lo que ello significa en términos de  supeditación de proyectos globales-país a intereses personales o cuando mucho  sectoriales, el individualismo es un obstáculo gravitante a superar. La derecha eso lo sabe y es mucho más pragmática a la hora de defender sus espacios de poder, que no son los del país.

El mundo o los mundos progresistas y de izquierda, adolecemos de estos vicios y deformaciones y nos cuesta mucha energía  superarlos. En este sentido, seguimos siendo novatos como cultura política. La diferencia está, hoy más que nunca, en que en ese margen de energía unitaria que se requiere, radica en la posibilidad cierta de construir un país más humanista, basado en la justicia social y los derechos garantizados constitucionalmente junto a un entramado jurídico -político que los cautele en el tiempo.

Haciendo el punto, yo me quedo con el esfuerzo unitario y de colaboración concreta en el que están empeñadas 4 mujeres: Carmen Frei, Beatriz Sánchez, Carmen Hertz y Maya Fernández. Ellas han venido haciendo la pega que hay que hacer, escuchar, aceptarse en la diferencia y marcar la dirección que es preciso seguir hoy en coordinación y espíritu unitario.

Lo demás es consecuencia de los avances que vayamos lograndoy del juego de la política. Pero no hacerlo, refugiarse en legítimos intereses propios, pero a costa de objetivos identitarios como pueblo y nación, eso sería imperdonable.

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