Inicio Opinión Yo me Reí con la Jani Dueñas

Yo me Reí con la Jani Dueñas

0

Yo soy de esos que va a una fiesta y se sienta a chupar y a hablar de política, filosofía o religión de manera odiosa. Doy la lata, ironizo con las opiniones banales de los comensales presentes e intencionalmente busco hacerlos quedar de imbéciles con sus opiniones.

Siempre aparece algún profesional moderno, progresista y exitoso que indignado cae en mi trampa retórica y busca discutir con argumentos serios (que de verdad rara vez escucho) lo que yo, en sintonía con mi botella, estoy diciendo o balbuceando, depende de cuánto rato lleve en el lugar.

Son fáciles, son predecibles sus argumentos. Por concretos que parezcan, en general no les son propios, los han leído en alguna columna dominguera de algún intelectual de moda y su sarcasmo siempre, siempre al final será políticamente correcto.

Parecen anti sistema pero es fácil develarlos como conservadores -claro nadie puede ser “anti” la cosa que le da estatus, posición y reconocimiento-. En cambio yo (y la gente como yo) no tenemos, ni ostentamos nada de aquello y sí, incluso a veces desde la envidia porque llegamos tarde a la repartija, podemos ser condenadamente críticos de lo que nos da de comer y de nosotros mismos.

Soy abajista, claro que sí, no conozco el éxito de la manera en que lo han conocido ellos y por años he visto a mis pares caer en la trampa del bienestar laboral, social y económico para luego convertirse en uno de ellos.

Esos mismos con los que me iba preso por chupar en la calle, los mismos con los que robaba botellas en los supermercados con la misma naturalidad con la que robábamos libros de las grandes librerías o discos de las tiendas pretenciosas de Providencia (Claro que en esa época le llamábamos “recuperar” y no robar. Creo que hoy prefiero la palabra robo que es harto más honesta) son los mismos a los que hoy me gusta mearles el asado.

Es un disfrute cuando alguno de ellos muestra rasgos de tolerancia hacia uno y le busca amistad en el contexto fiesta, asado o comida. Eso es claramente un error porque aunque uno se vea normal, de verdad no lo es. Entonces uno siempre sabe que terminará o burlándose o aprovechándose o poniendo a su nuevo y ocasional amigo en una situación compleja.

Hay que ser honesto, yo soy de los que habla de divorcio en los matrimonios, de aborto en los baby shower (aunque no lo crean me han invitado y he ido a más de alguno) de marxismo, anarquismo y derechos laborales en la casa del amigo emprendedor o de drogas con mis queridos rehabilitados.

Está bien, uno sabe que no siempre está bien esa actitud y que abusa del personaje, pero bueno, todos nos ataviamos con nuestros carácteres y terminamos siendo ellos más allá de lo prudente. En ese sentido, a veces me pregunto cómo los vestidos como yo igual despertamos afectos, amistad e incluso admiración de otros seres humanos. Pero más incomprensible es haber llegado vivo y en una pieza a esta edad.

¿Por qué hago esta declaración? bueno porque a mí me gusta el show de la Jani Dueñas y no me gusta porque lo encuentre divertido (ni la rutina, ni a ella) sino porque es el estilo de humor que solo haría una persona como yo y su estilo me habla de que existe un “nosotros”.

Sátiros odiosos que con nuestro sentido del humor perverso e irreverente hemos dejado a cientos de víctimas inocentes por el camino. Hemos avergonzado a las buenas anfitrionas, a los flacos exitosos, a los padres comprensivos, a los proletas superados, a los creyentes tolerantes y bueno, a un sin fin de personas y personajes por el camino.

¿Qué tiene que ver esto con la Jani Dueñas? bueno me pasa que la escuché desorientada en su conferencia de prensa preguntándose qué había salido mal y yo creo que nada salió mal, simplemente esta vez se topó con la venganza de todos a los que alguna vez, un pelmazo como ella (o yo), le había(mos) aguado la fiesta o meado el asado.

Desde la masa es más fácil echar al latero de la fiesta o manifestar profundo desprecio o desinterés e incluso indolencia respecto de ciertos temas. Es legitimo también decir sabes “hoy no quiero escucharte y mucho menos soportarte”.

Lo que pasó en la Quinta Vergara fue que quince mil personas se vengaron no de la Jani Dueñas, sino a través de ella, de todos los personajes que los han molestado o expuesto de manera arrogante y lo hicieron sin ninguna consideración (y claro, no tenían porque tenerla tampoco). En ese sentido hay cierta belleza en lo que a esta humorista le pasó en Viña y en vez de pensar mucho en eso, simplemente debiera cachar que esta vez estuvo en la fiesta equivocada.

De todos modos mirando al público de la Quinta Vergara, no dejo de pensar que si el show lo hubiera hecho disfrazada de Patana, se hubiera llevado todas las gaviotas.

SIN COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salir de la versión móvil