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Francia: Explicación para la Explosión Social

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El pueblo francés, vuelve a marcar el sentido de los punteros de la Historia. Hoy,  el país galo podría encontrarse en el umbral de un nuevo «Mayo del ´68», medio siglo después de aquel histórico estallido social que hizo tambalear al conspicuo Charles De Gaulle. Sólo que Macron no es el mítico héroe de la resistencia antinazi durante la Segunda Guerra Mundial, el fundador de la V. República, el que pudo resistir el furioso embate de las masas en las barricadas parisinas, aunque debió echar pie atrás ante la verdadera revolución contra el autoritarismo y el imperialismo que le estalló en las narices sin que siquiera la viera venir.

Es cierto, esa fue una revolución que fracasó en su propósito final de cambiar las estructuras del sistema capitalista y la forma de sustentación del poder, pero su huella, sin embargo, perdura profundamente hasta hoy porque en ese proceso se estableció una verdadera explosión de libertades, causas justas y derechos civiles que quedaron establecidos en la conciencia colectiva. Revolución a la cual se unirían nada menos que ¡¡10 millones de obreros!!, cambiándolo todo con su fuerza. Y entonces, Francia paralizó.

Hay que ver la raíz de lo que hoy son el movimiento feminista, la conciencia ecológica y medioambientalista, las luchas contra el racismo, a favor de los migrantes y contra la discriminación a las minorías sexuales, quienes obtuvieron allí su mejor tierra de cultivo. Se reclamó una nueva moral, pero también una nueva sexualidad. Porque bajo cautivantes eslóganes como “¡Haz el amor y no la guerra!”, “¡Prohibido prohibir!” o “¡La imaginación al Poder!”, latían la revolución sexual, el antibelicismo y el antinuclearismo, la condena frontal a la guerra con la que Estados Unidos asoló Vietnam, las protestas por el crimen de Martin Luther King y contra el brutal atentado -en Berlín- a Rudy Dutschke, o «Rudy el Rojo». Al mismo tiempo, en la Praga socialista se alzaban los jóvenes no ya contra el capitalismo, sino contra la presencia militar soviética en su país, y el asesinado Ché Guevara se convertía en paradigma para millones de jóvenes en América Latina así como en Europa. Marcuse y Lukács eran ampliamente debatidos. La libertad se abría paso una vez más a través de reivindicaciones libertarias a las que no faltaban tintes anarquistas.

La V. República tambaleaba junto al autoritarista y ya anciano Presidente de Gaulle. Los periodistas y trabajadores de la Radio y la Televisión públicas adhirieron al paro, no había noticias. Dejaron de funcionar los aviones, los trenes y la movilización colectiva. Los autos ya no circulaban por París y en todas las grandes ciudades francesas se reproducían las barricadas y la huelga general. Hasta que el gobierno retrocedió y dejó de reprimir. En junio, poco a poco, volvería la calma.

En cuanto a De Gaulle, el histórico levantamiento de masas inició el declive forzoso de su estrella política, al punto que meses más tarde perdería el poder casi omnímodo que ostentaba desde hacía casi tres lustros. Es que, después de Mayo de 1968 nada volvió a ser igual. Ni en Francia, ni el en mundo.

Nota del Editor: Complementamos esta columna con la intervención de la socióloga francesa Monique Pinçon-Charlot y su magnífica y aclaradora intervención: «Hay una guerra de clases de los ricos contra los pobres».

https://www.youtube.com/watch?v=00MutggXZjo&feature=youtu.be

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